Gente Maja

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Annie Hall (1977)


Creo que es la primera vez que hablamos en este blog de una pelicula de un director que, a dia de hoy, sigue haciendo peliculas (claro que tiene una ventaja que no tienen muchos de los directores que por aquí aparecen: sigue vivo) y además, con más frecuencia que antes. Justo cuando este año se estrenaba su tan esperada y criticada (para bien o para mal) Conocerás al hombre de tus sueños, la mayoría de nosotros no puede dejar nunca de acordarse de esta joya cinematográfica llamada Annie Hall.

Annie Hall fue concebida por Woody Allen en un principio como una versión moderna de las sofisticadas comedias de los años 30 interpretadas por Spencer Tracy y Katharine Hepburn. Más tarde, Allen y su co-guionista Marshall Brickman desistieron de ésta idea para hacer una comedia basada en los anteriores matrimonios y enamoramientos infantiles del protagonista, Alvy Singer.

La pelicula comienza con un monólogo donde Alvy (Woody Allen) y su amigo Rob (Tony Roberts) reflexionan sobre la vida, lo que parece ser la marca de la casa del director de Nueva York. Rob le presenta a Alvy a Annie Hall (Diane Keaton) en un partido de tenis y a partir de ahí la película se centra sobre todo en el análisis de la historia de Alvy y Annie. Alvy es un cómico judío de unos 40 años, completamente neurótico, obsesivo e inseguro. Lleva 15 años visitando a un psiquiatra y aún no ha sacado nada en claro. Annie es también insegura y algo inmadura pero Alvy le recomienda otro psiquiatra y varios libros de autoayuda. En poco tiempo, Annie se vuelve más segura pero Alvy sigue sin avanzar atrapado en sus propias neuras.

Aunque Allen siempre ha negado que la pelicula sea autobiográfica, hay quienes dicen que en ella se plasma la ruptura entre Woody Allen y Diane Keaton, que mantuvieron una relación en la vida real.


Annie Hall, es el punto de inflexión en la carrera de Woody Allen que hasta esa fecha había producido comedias graciosas pero no brillantes. Como él mismo dice se atrevió a hacer algo más que contar chistes en sus diálogos y asumió una actitud de mayor control en sus peliculas. Se dice de ésta pelicula que, ironicamente, la obra más madura de Allen es la que trata precisamente sobre la inmadurez emocional.

Se aleja de la verborrea humorística que caracterizaba sus peliculas anterioes, típicas de otros cómicos judíos como son los Hermanos Marx y se centra en un humor que descansa sobre el diálogo y sus obsesiones personales como son el psicoanálisis, la muerte, el sexo o la religión, temas muy recurrentes en su filmografía.


La pelicula está llena de gags tremendamente ingeniosos y originales: la escena de dibujos animados de Alvy y la madrastra de Blancanieves, la escena en que se subtitulan los pensamientos de Alvy y Annie mientras hablan de temas triviales, la escena partida de ambos con sus respectivos psiquiatras donde dan respuestas totalmente diferentes a las mismas preguntas, la escena donde el alma de Annie se sale de su propio cuerpo porque no quiere tener sexo con Alvy y empieza a dialogar con los dos, la escena de la langosta, los dialógos de Woody directamente hablando con el espectador, la escena en la cola del cine con Marshall McLuhan (que sustituyó en el último momento a Fellini), la escena de Woody de mayor en el pupitre del colegio...

La pelicula es un constante diálogo lleno de frases que perduran en el universo cinematográfico: "arañas grandes como un Buick", "Yo intento hacer con las mujeres lo que Eisenhower le ha estado haciendo al país desde hace ocho años", "El sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reír.", "No te metas con la masturbación, es hacer el amor con alguien que amo", "La vida se divide en lo horrible y lo miserable"...

También abundan los guiños y homenajes a obras y directores, como a Bergman o a Fellini.

También hay críticas a Einsehower y Johnson, citas cultas a Balzac, James Joyce, Henry James, Groucho Marx o Freud y referencias a peliculas como la obra de Tennesse Williams Un Tranvía llamado Deseo. De hecho, en principio la pelicula iba a titularse Una montaña rusa llamada deseo o Anhedonia, que significa incapacidad de sentir placer, pero la productora no permitió ninguno de estos dos titulos.

Como curiosidad sobre el titulo final, Hall es el apellido real de Diane Keaton a la que de pequeña apodaron con el nombre de Annie.

Diane Keaton, una de las actrices más representativas de su generación obtuvo el Oscar en la categoría de mejor actriz. Diane consiguió en mi opinión un personaje adorable. Al principio siempre risueña, dulce e insegura, a lo largo de la pelicula su personaje muestra una gran evolución con culminación en ese final donde mantiene la conversación final con Alvy.
Su personalidad a la hora de vestir hizo que no se necesitara crearle un vestuario para la pelicula. Su forma de vestir personal creó tendencia en la moda. Y aún hoy se habla del estilo Annie Hall.
Sin duda, Annie Hall le debe mucho a Diane Keaton y Diane Keaton a Annie Hall.


En la siguiente foto, Diane Keaton en la actualidad:


Personalmente, me encanta su estilo, tengo que decirlo. Se sale de lo típico. Y además, tiene algo que hace que me caiga genial, ¿será porque siempre sale tan sonriente?

Woody Allen, por su parte, logró algo que no conseguía nadie desde Orson Welles con Ciudadano Kane, que la misma persona fuese nominada en tres categorías: mejor película, mejor guión y mejor actor. Se llevó los de mejor película y mejor guión, pero no fue a recogerlos, alegó que estaba tocando el clarinete y... se le olvidó. Hasta 2003 no aparecería en la gala de los Oscar.

En cuánto a su personaje, que decir, me encanta el personaje de Woody Allen sea la película que sea, aunque tenga la sensación de que siempre hace el mismo personaje. Simplemente ahora que ya no aparece se echa de menos.

Personalmente creo que a parte de todos los brillantes gags, diálogos o interpretaciones creo que Annie Hall y toda la filmografía de Woody Allen, en general, siempre ha tenido tanto éxito porque hace peliculas sobre temas que en el fondo nos interesan a todos aunque pensemos que él es el neurótico. Nos reímos con sus divagaciones pero en el fondo todos nos hemos obsesionado alguna vez con los mismos temas que él. Y además, nos transmite todos esas historias que en el fondo son más cotidianas de lo que parecen con un humor al alcance de todos que no deja en ningún momento de ser inteligente.




No resta más que decir excepto larga vida a Woody Allen.

Un saludo.

lunes, 20 de septiembre de 2010

La tentación vive arriba (The seven year itch) 1955


Podemos decir que La Tentación vive arriba derribó todos (o casi todos) los conservadurismos de los años 50, pues su visión de la infidelidad conyugal fue un escándalo para la época, pero además de ello, nos encontramos ante una satírica y divertida comedia romántica (la más picante desde los inicios del cine) con el mayor icono sexual de Estados Unidos, y probablemente, del cine; es más, la sexualidad de Marilyn inflamó a los censores y provocó una gran polémica que estigmatizó su vida privada, pues mostraba a una Marilyn en su papel más sugestivo hasta entonces.



Richard Sherman (Tom Ewell) es un editor de mediana edad que se queda solo en Manhattan en los calurosos días de verano tras enviar a su esposa e hijo a pasar unos días de vacaciones a Maine... pero todo cambia cuando al apartamento de arriba se traslada una joven y guapa chica (Marilyn Monroe) que provocará que la imaginación de Sherman se desborde.



Basada en la comedia para Brodway de George Axelrod sobre el romance que mantiene un hombre casado con su atractiva vecina, Hollywood no pudo desaprovechar tal éxito teatral y no llevarlo a la gran pantalla. Pero en los años 50 el cine no gozaba precisamente de la libertad artística del teatro, pues todas las películas eran pasadas por la guillotina del famoso Código Hays.

Los censores dijeron que toda la película violaría todos los códigos de producción, ya que el adulterio, según rezaba el famoso código "no sería motivo de comedia o risa."



Pero para Billy Wilder esta película era un reto irresistible ante el cual no podía evitar enfrentarse. No era la primera vez que el director burlaba a los censores, pues en Días sin huella o Perdición se tratan temas tan polémicos como el alcoholismo, el adulterio o el asesinato.

La 20th Century Fox tenía un as en la manga en forma de una diosa sexual de 28 años llamada Marilyn Monroe, que, hacía solo dos años posaba desnuda para la revista Playboy. Así cuando la Fox obtuvo los derechos de la obra la atención se centró en su coprotagonista. El papel de Richard Sherman era el de un tipo normal, por eso la producción rechazó a galanes de la talla de Gary Cooper; querían a un tipo corriente (no especialmente guapo) pero con un toque cómico. Wilder pensó en el actor que lo interpretaba en el teatro, Tom Ewell, pues sabía que ante Marilyn él encarnaba la esencia del personaje.



Pero volvamos al Código Hays: los censores habían eliminado cualquier referencia explícita a la infedilidad y el adulterio, y así la obra carecía de sentido, pues en la obra de teatro el protagonista tenía un romance con su vecina durante la ausencia de su esposa, luego se sentía culpable y eso daba pie a una serie de hechos cómicos, pero sin infidelidad no había historia... pero los censores subestimaron la genialidad y la inteligencia de Billy Wilder y el poderoso impacto de Marilyn en la pantalla.

En 1954, fecha en la que comienza el rodaje, Monroe era el mayor símbolo sexual de américa y su boda con el jugador de béisbol Joe DiMaggio la convirtieron en carnaza para la prensa rosa, y a eso tenemos que sumarle que la Fox informaba a la prensa de todos los movimientos de la actriz, por ello, tanto la Comisión Hays como La Legión Católica de la Decencia vigilaban de cerca tanto el rodaje como a la que consideraban la mayor amenza contra la moralidad del país, Marilyn Monroe.



Aunque en la realidad el personaje de Marilyn era "la chica", tras los sucesivos tijeretazos de la censura, la Monroe fue el mayor reclamo de la película, y la estrella. Rodando en Nueva York, Marilyn sembraba el caos allá por donde pasaba y la famosísima escena de las faldas le harían pasar a la historia del cine con letras de oro. No puedo olvidarme del actor Tom Ewell, pues aunque Marilyn firme aquí una de sus interpretaciones más memorables y recordadas, él está realmente estupendo, maravilloso, grandioso... un perfecto comediante. Inmenso.




Una de las anécdotas del film la encontramos mientras rodaban la famosa escena de las faldas, que en un principio se rodó en exteriores (aunque al final y debido al ruido del gentío se terminaría rodando en los estudios de la Fox). Todo el que la veía silbaba y la protagonista se desconcentraba y no daba pie con bola con el texto, y por otro lado, Joe DiMaggio se ponía cada vez más nervioso, pues no estaba dispuesto a que todo el mundo viera de tal forma a su esposa (y eso que para rodarla ella se puso dos bragas). Marilyn se reía y se divertía ante tal revuelo, su esposo, cada vez se tornaba más furioso y humillado... y se dice incluso que ese momento fue el punto de inflexión de su matrimonio, pues dejaba patente que ella era la estrella y él era "señor de". En dos semanas su matrimonio acabó.



Cuarenta tomas fueron necesarias para realizar uno de los más famosos e inolvidables fotogramas de la historia del cine.



En la realidad, la falda se levantó hasta la cabeza, en la película no se ve más allá de las rodillas.



"Ya ves, eso es lo único que ven en mí." Marilyn Monroe a Eli Wallach cuando vio la silueta publicitaria de 16 metros de Times Square y que únicamente mostraba "la escena."





A Wilder le preocupaba y frustraba la situación de Marilyn, pues el estrellato no había frenado sus conductas autodestructivas, y más cuando en esos momentos pasaba por una profunda depresión que casi le impedía memorizar los diálogos, a pesar de lo radiante que resulta en el film, eso fue precisamente lo que compensó tantos retrasos y repeticiones.



"Da igual lo que sufrieras intentando arrancarle los diáologos como si fueras un dentista... cuando los decía parecían realmente espontáneos. Te encantaba, y eso es lo que ha perdurado" Billy Wilder.




Hasta la próxima entrada corazones.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

El Ángel Azul (Der blaue Engel) 1930




Aún a riesgo de que éste blog se llame "Marlene 24 Veces al Día" (te robo el chiste) hoy os hablaré de Él Ángel Azul, una de esas peliculas que si no fuese por una buena reputación de casi medio siglo habría que quitar a los diez primeros minutos de visionado.

Para poneros en situación, la película transcurre en la Alemania de los últimos años de la República de Weimar que gobierna Alemania tras la I G.M. (1919-33) La nación tiene tocadas sus señas de identidad y el descontento de los alemanes hizo que Hitler tomara el poder en 1933 haciendo de Alemania un país totalitario. En ese clima oscuro y de descontento y confusión general se encuentra un antro llamado El Ángel Azul, donde los alumnos del profesor Inmmanuel Rath (Emil Jannings), a los que sus alumnos llaman Professor Unrat (profesor basura), (que es el titulo original de la novela de Heinrich Mann, novela en la que se basa la película) asisten todas las noches para divertirse y ver el número de la famosa cantante de Cabaret Lola-Lola (Marlene Dietrich).



Marlene Dietrich como Lola-Lola - Falling in love again

El profesor Rath asiste a El Angel Azul para pillar a sus alumnos en plena escena del crimen pero nadie se resiste a los encantos de Lola-Lola y cuando ésta le canta su Falling in love again al profesor con ojos de cordero degollado, no hay vuelta atrás para el profesor Rath. El cazador cazado, el impecable profesor defensor de la decencia que, según él, le falta a Lola, se enamora de ella.



Los alumnos del profesor se mofan de él y la directiva del Liceo donde imparte sus clases le despide. El profesor Rath, a pesar de todo, se casa con Lola, deja la enseñanza y se va de gira con la compañía de su famosa esposa, donde le ofrecen interpretar a un payaso.


Pero cuando Lola se cansa de él, sigue su camino y ni siquiera le importa que su marido vea como se lleva a su cama al hombre que le apetece. Los celos del profesor Rath se tornan en locura. El final, que no os desvelaré, es sobrecogedor. Por el final y la interpretación de Emil Jannings merece la pena ver El Ángel Azul.


La pelicula se hizo muy famosa por lanzar al estrellato a Marlene Dietrich (aunque no fuese su primera película). Fue la primera del famoso tándem formado por la actriz y el director Josef von Sternberg. Contrariamente a las que siguieron a partir de ésta en el periodo hollywoodiense, El Ángel Azul no tiene lujos ni barroquismos pues Sternberg se encontraba aún en su fase expresionista y consiguió una película oscura e inquietante.

Hay mucha simbología en la película, por ejemplo, la escena donde las figuras de piedra van entrando al reloj con cada campanada, mientras que el reloj marca la hora de los alumnos de volver a clase; calles alumbradas mínimamente por la luz ténue de un farol, formas extrañas, lúgubres... Una atmósfera acorde con la historia de la caída en picado del profesor a manos de Lola-Lola.

Lola-Lola además de lanzar al estrellato a Marlene marcó en cierto sentido el resto de papeles que interpretaría a lo largo de su carrera, el prototipo de mujer fatal. Ahora bien, a mi no me convence en el papel de Lola. Quizás la imagen de mujer fatal que tengo es otra, quizás es que la mujer fatal de los años 30 no tiene mucho que ver con la imagen que se podría tener ahora. Lo cierto es que no conseguí ver en ella al famoso mito de Lola.


Como dije al principio, es una película que empieza a ser interesante cuando va por la mitad, pero merece la pena aguantar un poco al principio para ver el final.

Un saludo.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Zinéfilaz, más cine.

Hola a todos. Me permito la licencia, con permiso de ustedes y de mi compañero, de hacer publicidad de un nuevo blog en el que tengo el honor de participar con otras compañeras blogueras. La idea es hacer un blog sobre cine entre mujeres. Esta idea surgió en el blog de Troyana del blog Historias Troyanas (http://historias-troyanas.blogspot.com/). Ella y Noemí del blog Boquitas Pintadas (http://boquitaspintadasnp.blogspot.com/) tuvieron la idea y empezaron a reclutar a posibles interesadas en participar. Y de esta forma, Lu del blog Tartaruga Mágica (http://tartarugamxica.blogspot.com/) y una servidora, pasamos a formar parte de la idea.

El blog se llama Zinéfilaz y ya tiene sus primeras entradas: (http://zinefilaz.blogspot.com/). Por ahora tenemos lo básico, como una casa sin amueblar, pero ya lo iremos mejorando. Eso si, las ganas de hacer un buen blog de cine son muchas.

La plantilla de blogueras no está cerrada. Si hay alguna interesada en participar, sólo tiene que decirlo.

Ni que decir tiene que no abandono este blog. A partir de ahora me podreis encontrar en los dos blogs.

Un saludo a todos.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Strike a pose. Vogue, vogue, vogue.



Desde los inicios del Séptimo Arte, las estrellas de cine han constituido una de las mayores fuentes de influencia en los cánones de estética y moda. Con ellas aprendimos a vestirnos, a peinarnos, a sonreír, a posar, a fumar... y a enamorarnos de cualquiera de los muchos tipos de belleza exportados durante décadas desde la gran pantalla.

En la imagen, Audrey Hepburn en la película de Billy Wilder Sabrina, ¿no os recuerda este maravilloso vestido a otro visto no hace mucho?






Exacto, el vestido de Balmain que Penélope Cruz (la nueva musa de la elegancia y el glamour en Hollywood) lució en la gala de los Oscars hace dos años. Personalmente prefiero este vestido al de Audrey, porque, permítanme la licencia, la única palabra para describirlo es orgásmico.


Gloria Swanson, con un maravilloso vestido de escote atelier. Ella fue una de las actrices más estilosas, sobre todo, en los años 20.


"Para la década de los 30, ya Hollywood estaba tan profundamente envuelto en la promoción de modas, complementos y cosméticos, que se había convertido en la mayor influencia de estética femenina del mundo. Las fans copiaban los estilos de vestido y maquillaje de sus estrellas favoritas, bien de las fotografías de las revistas, o bien directamente de las películas." (Richard Maltby e Ian Craven, Hollywood Cinema).


Audrey Hepburn recogiendo su Oscar por Vacaciones en Roma. Este Givenchy, es considerado por muchos el mejor vestido que ha pisado una alfombra roja.


El texto anterior define a la perfección el poder y la influencia que siempre han caracterizado a la meca del cine a la hora de imponer sus cánones de belleza y moda a los espectadores de todo el mundo.
La lista de ejemplos es numerosísima y conocidísima: el peinado de Verónica Lake en los años 40; la moda Bonnie tras el estreno en 1967 de la película Bonnie&Clyde; el corte de pelo a lo garçon de Mia Farrow en La semilla del diablo (1968); y las camisas amplias y chalecos de Diane Keaton en Annie Hall (1976). Los varones también han dejado huella: el estilo de "chico malo" de James Dean en Rebelde sin causa; o Clark Gable, que hizo bajar la venta de camisetas en Estados Unidos cuando mostró su pecho desnudo en Sucedió una noche, y Marlon Brando, que provocó el efecto contrario cuando embutió en una de ellas sus perfectos músculos en Un tranvía llamado deseo.

Esta influencia no deja de ser curiosa si tenemos en cuenta que surgió, en cierta manera, contra corriente. Porque en su inicio, las actrices y actores de cine no tenían "nombre": cuando los primeros productores comenzaron a crear cintas en serie destinadas al consumo masivo, no consideraron necesario incluir en ellas los nombres de los protagonistas. A fin de cuentas, la de actor era una profesión desprestigiada, y los intérpretes de cine, perfectos desconocidos a sueldo de cada estudio a los que, llegado su caso, se podía despedir o sustituir sin problemas.
O eso es lo que creían.


(Nicole Kidman, de Gucci, recogiendo su Oscar por su interpretación en Las horas)


Los magnates no habían previsto que el público comenzara a fijarse en determinados actores y actrices y a escribirles cartas de admiración, que llegaban a los estudios dirigidas a "el mayordomo con bigote o la chica rubia de pelo rizado" según recordaba William Goldman. "En 1910, la actriz más popular de América era conocida como La chica de la Biograph... la Biograph era la compañía con la que la chica tenía contrato". Pero ese mismo año, Carl Laemmle, dueño de IMP (más tarde Universal) se llevó a esa chica a su estudio con un contrato muy jugoso y se encargó de publicitar su nombre por todo el país: Florence Lawrence, acababa de nacer la primera estrella del cine.



Sin embargo, la estrategia de Laemmle no habría surtido efecto sin la ayuda de la invención del primer plano , que agigantaba el rostro de los actores hasta convertirlos en una presencia que apabullaba el patio de butacas.
Según explica Roman Gubern: "el primer plano, al magnificar la presencia de los intérpretes, permitió al público reconocer y familiarizarse con los actores y actrices más fotogénicos y atractivos, y no tardó en aparecer un fenómeno de identificación emocional y su consiguiente culto colectivo."


Primer plano de Marlon Brando (sin palabras...)


Al hablar del atractivo de las estrellas, se tiende a uniformizar como si todos ellos respondieran al mismo arquetipo físico. Algo de eso hubo, pues en la época clásica, los estudios procuraban tener en nómina a todos los posibles registros de un reparto y siempre intentando "clonar" la imagen de la estrella más taquillera en cada campo. Cuando los intérpretes se independizaron y pasaron a estar disponibles para cualquier productora, la personalidad de cada uno comenzó a valorarse más que el estereotipo estético al que pertenecían.


Claudette Colbert en Cleopatra (1934), espectacular.


Así y todo, la variedad estuvo presente desde el principio, y sin duda alguna, Mae West tiene un lugar destacado, pues irrumpiría personificando como nadie el prototipo de provocadora, con unos guiones y una actitud pública cuidadosamente seleccionados para escandalizar.


Mae west, con un vestido con transparencias.


Todos los arquetipos y categorías (o estereotipos) han ido conociendo, relevo tras relevo, nuevas caras y formas de actuar, sin que sus principio básicos se hayan alterado excesivamente.


Montgomery Clift, ¿se puede ser más guapo?


PROTOTIPOS DE BELLEZA MADE IN HOLLYWOOD.

1º La vecina de al lado.

Arquetipo iniciado por Mary Pickford, la llamada novia de américa (la primera, la original, no Julia Roberts), en su día, la estrella más popular de Hollywood. La belleza de sus integrantes se basa en una sencillez que propicia su proximidad con el espectador.
Algunos ejemplos son:

Mary Pickford.


Audrey Hepburn.



Jean Arthur


Ingrid Bergman.


Carole Lombard.


Jennifer Aniston.



En la sección masculina, Montgomery Clift.




Aunque si vemos las siguientes fotos, bien podríamos pensar que pertenece al prototipo número dos.





2º El macho.

El atractivo masculino en su vertiente más animal ha sido siempre su carta de presentación desde que Clark Gable empezó a imponerlo. La testosterona exhibida a través del vigor físico y el sudor era característica común, y los papeles de deportistas o aventureros les venían como anillo al dedo.

Clark Gable.


Steve McQueen.


John Wayne.


William Holden.


Burt Lancaster.



3º El galán clásico.

Un tipo que no ha sobrevivido hasta nuestros días, salvo quizá, como caricatura. Y es que el bigotito, el pelo engominado y el traje cruzado eran emblemas de una época anclada en el pasado casi desde el principio. Sus representantes eran caballeros de la alta sociedad y de buenas formas, y allí quedaban presos en un encasillamiento de difícil evolución.

Errol Flyn.


John Gilbert.


Tyrone Power.



Gary Cooper.



4º El galán tradicional.

Presente en todas las épocas del cine, es el arquetipo más firme y al mismo tiempo, más cambiante. El monopolio anglosajón ha ido perdiendo aquí terreno.

Rodolfo Valentino.


Cary Grant.


Rock Hudson.


Paul Newman.



Robert Taylor.



5º La bomba sexual. La mujer ardiente.

Erotismo puro y duro, no sólo reconocido sino esplotado por la industria del cine, que intentó potenciar el magnetismo sexual de estas actrices hasta los límites de lo permisible. Solían destacar por algún rasgo físico, como las curvas de Marilyn o la cabellera roja de Rita Hayworth, y frecuentemente interpretaban a mujeres provocadoras , al borde de la moralidad, llegando a eclipsar a sus coprotagonistas masculinos.
La palabra ardiente no tiene por qué significar sexo: es su temperamento fogoso lo que las caracteriza.

Rita Hayworth.



Ava Gardner.


Marilyn Monroe.


Sofía Loren.


Kim Basinger.


Penélope Cruz.



6º El "feo" interesante.

Este prototipo se da cuando comenzaron a ocupar primeros papeles actores cuyo físico no se corresponde con el atractivo al uso. Conquistaron la pantalla gracias a unos rasgos muy particulares que les conferían una personalidad única.


Orson Welles.


James Stewart.


Robert de Niro.


Al Pacino.


Dustin Hoffman.


Jack Nicholson.



7º El rebelde.

Su clave es mantener una imagen de inconformista, tanto dentro como fuera de la pantalla. Camisetas sucias, rostros sin afeitar y una permanente actitud antisistema, fueron el arma con los que James Dean o Marlon Brando deslumbraron al público.







8º La mujer de hielo.

La mujer aparentemente fría, que esconde una sensualidad desaforada tras sus facciones de porcelana; cuanto más enigmática, más fascinaba al público.

Greta Garbo.


Grace Kelly.


Catherine Deneuve.


9º La mujer fatal.

La perdición de los hombres tiene nombre de mujer, pues para ellas los varones no eran más que simples muñecos con los que jugar antes de arrastrarles al suicidio, la cárcel o la ruina... en definitiva, papeles femeninos que de ningún modo puede acabar con final feliz.

Marlene Dietrich.


Lana Turner.




10º El canalla.

Con ellos no se está seguro. Eso es lo que les hace tan interesantes. Chulería, sonrisa de medio lado y todos los indicios de un pasado poco recomendable, a años luz de lo políticamente correcto. También podemos llamarlos antihéroes (sobre todo en el caso de Mitchum).

Robert Mitchum.


Kirk Douglas.



Pequeño apunte sobre el glamour.
Al igual que la belleza, el galmour no es uniforme, hay distintas clases. Y el cine nos las muestra a la perfección: desde el físico y el estilismo perfectamente estudiado, donde encontramos a Marlene Dietrich, que además, sabía esconder muy bien sus defectos y realzar aún mejor sus virtudes (aquí también podemos incluir a Grace Kelly); pasamos a Greta Garbo, de aspecto lánguido, cansado y andares desgarbados; y Audrey hepburn, que encarna la sencillez, la naturalidad.

Hace poco, determinadas personalidades del mundo de la moda (diseñadores, cool-hanters, estilistas y periodistas) hicieron un ranking sobre la influencia de las famosas en el mundo de la moda: en los años 20, Gloria Swanson; en los 30 y los 40, Marlene Dietrich; en los 50, Audrey, en los 60 Grace Kelly; en los 70 Jaqueline Kennedy (Brigitte Bardot estaría presente en los dos décadas); en los 80 Madonna; y los 90, es la década de las tops (Naomi Campbell, Claudia Shiffer Linda Evangelista, Eva Herzigova, etc.)


Audrey hepburn dando un paseo en bici con su mascota.


Grace Kelly el día de su boda, momento en el que pasó a convertirse en princesa.


Marlene Dietrich, cuando su hija la hizo abuela, la prensa de la época le puso el apelativo de la abuela más glamourosa del mundo. El español Cristóbal Balenciaga dijo que estaba orgullso de ser uno de los modistos favoritos de la actriz.


Greta Garbo. ¿Qué puedo decir de ella que no haya dicho ya?

Fotos curiosas.


Audrey Hepburn y Grace Kelly en el backstage de la gala de los Oscars, ¿es posible que haya más glamour en un espacio tan pequeño?


Marilyn Monroe caracterizada de Marlene Dietrich en la película que la catapultó a la fama El Ángel Azul (1930). Aunque en realidad, el ídolo de la Monroe siempre fue Jean Harlow.



Jean Harlow.


En la foto de abajo, y para despedirme, os dejo a Bette Davis, Marlon Brando y Grace Kelly en los Oscars de 1954.



Hasta la próxima entrada corazones.